Estabas tan clarito, te dejé
tildado ahí, cruzado
por tu dolor. No había
manera de decirlo.
Yo te recuerdo, nunca
estuve contra vos; pero las casas
son asimétricas, son
como una morsa:
fija para comer. Ya no te cuelgues:
prestaste demasiado
valor a mi palabra. Relajate.
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