viernes, 26 de septiembre de 2014

FEDORA

Los cascos puestos, mientras tomo mate 
y defragmento el disco duro, quieto 
en mi sentida soledad o soto; 
y al cuerpo ya no duele el acicate, 
no rugen ya los autos al pasar. 

Retomo mi costumbre, casquivana 
por excesiva: pergeñar los roces 
--tabaco con que aromo la mañana, 
que arribará--, por si rompo los goces 
de la distancia: nido, fiel durar. 

¿Con qué saldrá la luz 
de un sol que va viniendo? 
¿Cómo contar de sus 
caprichos y aspavientos? 

Miro los ventanucos, 
descanso en el apero 
y, entre malvados cucos, 
veo que llega Vero. 

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