Los ojos toman nota
del movimiento adrede.
El cuerpo es resultante que se rompe
cuando hay un seco no
que marca que no va, que no podés.
Y fuentes. Y sentir
sesgadamente el rayo.
Y presentir que el tiempo desvaría
locamente. Y horror es el fornido
oleaje que te arroja
a cada vez más viles
entremeses que ahuyentan
eso que te deseo.
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