Un mate queda aún:
lívido, deslucido.
Y un parche que en olvido
yace. Como el simún,
como los somalíes,
un cuerpo se calló:
sin caerse. El no yo
danza con las huríes.
Desbastado, sin cestas,
podría decir chau
a todo lo que es fama
o bienestar. Opuestas
las voluntades, Mau
volvió: Silente Dama.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario