"Ya está: ya estoy neurótico.
O lo que sea." Luego
de un día de lecturas,
mientras lavo los platos
de madrugada y oigo
tan sólo los sonidos
del agua, la vajilla,
mi cabeza elabora
chicanas, golpes bajos,
giros demoledores
para que el adversario
--que no responde-- ceda;
y entonces me avergüenzo.
Pero al toque redobla
la verborragia interna,
hasta que exclamo --siempre
en silencio--: "¡ya está:
ya me neuroticé!".
Y un tercero señala
con una voz muy dulce:
"¿a quién le estás hablando?".
Personas en la mente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario