domingo, 24 de agosto de 2014

GAIA

Fumo mi cigarrillo. Es medianoche. 
Pasan los autos. Pasan. Vos dormís 
en tu sommier. La brisa, su dulzura 
rozan de a ratos, poderosas, la 
rendida piel naranja de mi rostro. 

Tendida está la ropa. ¿Lloverá? 
¿Se aliviará este ardor de agosto? Agosto, 
la polvareda de la calle en obras 
y una sed que con jugo de limón 
apago nada saben de mañana. 

Sabiamente gotea una canilla, 
caen sus plocs al bebedero de 
nuestro Lagarto, amor. Ha vuelto el frío 
y escribo sin apuros (lapicera 
y callo que me son) otras palabras, 

el último poema por ahora, 
mientras comienzo a vislumbrar un Sol 
embriagador, y lluvias, y ese giro 
tan lento --¡Gaia!--, tan sereno y tan 
silente, al año-luz de tu dormir.