Fumo mi cigarrillo. Es medianoche.
Pasan los autos. Pasan. Vos dormís
en tu sommier. La brisa, su dulzura
rozan de a ratos, poderosas, la
rendida piel naranja de mi rostro.
Tendida está la ropa. ¿Lloverá?
¿Se aliviará este ardor de agosto? Agosto,
la polvareda de la calle en obras
y una sed que con jugo de limón
apago nada saben de mañana.
Sabiamente gotea una canilla,
caen sus plocs al bebedero de
nuestro Lagarto, amor. Ha vuelto el frío
y escribo sin apuros (lapicera
y callo que me son) otras palabras,
el último poema por ahora,
mientras comienzo a vislumbrar un Sol
embriagador, y lluvias, y ese giro
tan lento --¡Gaia!--, tan sereno y tan
silente, al año-luz de tu dormir.
1 comentario:
Precioso
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