Las ilusiones, muertas, deshojadas,
se agitan, esparcidas
por una brisa leve que muy poco
devuelve del pasado.
Flores que nunca pude retener
sin que se marchitasen,
y que ahora guardo en tiestos de palabras,
en cofrecitos pobres.
Pobre esperanza de creer que el próximo
amor perduraría
y que a cada retorno del verdor
no seguiría un túmulo.
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