Hay algo que compenso
al ordenar mi casa.
Los años en que fui
heredero del morbo
insano de un hogar
desgarrado por moiras
inapelables. Tiempo
de andar a la deriva,
de balbucear el fango
de lo irreal: minutos
de estallidos salvajes
y siglos o mordazas
de encallecer el odio.
Algo compensa ver
que había que alejarse,
huir. Lavo hoy los platos
rememorando infiernos
que se atenuaron, que
habría que apagar.
3 comentarios:
Pablo mon cher. por falta de tiempo y porque no tengo el cumplido automático de los "I like" sin "I dislike", suelo ser avaro de comentarios, como lo habrás comprobado. Y éste es el primero que hago en tu blog.Pero "casa ordenada" es un poema muy logrado, en su forma y en su fondo. Te felicito.
Bernardo
Inapelable, como las moiras
Gracias, Bernardo, Inx. Querido Bernardo, antes me parece que era más frecuente comentar las entradas a los diversos blogs. No sólo complacientes; se generaban verdaderos intercambios. Luego llegó Facebook, y ahí, como vos, digo todo. No dejes de comentar cuando quieras, aun dislaiqueando (y si me decís los motivos, mejor). Abrazo desde Córdoba.
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