Respiro apenas. Frío
en la sala. De pie
la vieja biblioteca:
rincón de espejos. Sumo
otro poema al blog,
diminuta partícula
en un curioso mar
inhabitable. (El tiempo
arroja, niño, tu
trompo a la lejanía.
Nazcan, frente a su ley,
esporas de mis labios.)
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