Desvelado, nervioso,
con una lapicera
y una A4 plegada
en dos, querés dar forma
al momento. (Hubo un grillo
que ya calló, y los autos
que cada tanto pasan
sin más, allá en la calle.)
Forma al momento: el ojo
mira al papel, al texto
que vas trazando, al hule,
detrás, monocromático:
un plano en que anotás
pocas palabras, simples,
mientras aquella Historia
de la Literatura
que subrayó tu hermana
con lápiz junta polvo,
harta de repetir
siempre los mismos nombres.
Qué sabrá la Academia
de esta noche, de vos,
de andar desamorado.
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