La mutación, el bronce de cuerpo desventrado
y un súbito poniente que acecha en los rincones:
una bombilla mate reconstruye partitas
rotas durante el caso de los despampanantes.
Nulo soplo, tu voz (misil y reverbero
y matadero o cuajo: tres grados de añoranza)
trastabilla en pañales de color incestuoso
y la lluvia es un tótem y un embargo de risas.
Ajenos al deslinde, cauce de la materia,
conductores inicuos, deseosos de billetes,
corrompen el virago de tu voz, y las corvas
tiernamente rescatan del océano un dije.
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