miércoles, 12 de agosto de 2015

MARIO

Está helado. El del quiosco 
levanta campamento 
luego de todo un día 
de intemperie. Charlamos 
un ratito. Hace poco, 
dos meses, se quedó
sin moto. Ahora, en bici, 
partirá --son las diez-- 
hacia el este, Agustín 
Garzón abajo. Tiene 
un santuario en su puesto: 
llora por él la Virgen 
entre dibujos de 
sus dos hijas menores. 

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