La lluvia y sobre todo
las manos que las rasgan
al pasar superponen
esas sonrisas. Luego
de que se abran las urnas
volverán las ofertas
y los cantantes. Hay
un patio, atrás, que niegan
los carteles, tomado
por yuyos gruesos y árboles
que crecen sin temer
al inversor renuente
y tampoco se exhiben.
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