"Ser el mejor", tirabas, despiadado.
Mi amor obedecía,
intentaba cumplir, desesperado,
el mandato, ordalía
de que jamás salió nadie triunfante,
meta que no es posible
alcanzar, falso rayo que, no obstante,
caía. Inconseguible,
entonces, perfección, con tu partida
comenzó a diluirse
--antes también-- tu error, y una salida
hoy consiste en asirse,
no a algún tardío reclamar o ajuste
de cuentas, a la holgura
de otras palabras, padre. (Que no guste
que hable de tu locura
en versos no me afecta:
soy de índole imperfecta.)
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