Amor, los días pasan
como nubes que afirman
que adoran esa senda
por la que el viento esparce
sus copos. Como el brillo
que trae el horizonte
conciliador, volvés
a la casa en penumbras
y te dormís de pronto
en mis brazos, costumbre
que me alucina. Sueño
que navega y te acuna
para que abrás los ojos
mañana, al renacer
como en un blanco mar,
canoa del oriente.
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