Y las cosas, calladas
y fieles, como el cuerpo
del que murió, vencido
por un crudo desgaste
del movimiento. Cosas
que me rodean, noche
de la memoria y diálogo
con ese que hoy descansa
--¡cuerpo, cuerpo!-- en un nicho.
Cosas que, más allá
de estar quietas, murmuran
en silencio una frase
continua, como el alma
que ahora guardo en mí
y cuya voz medida
se me presenta. Qué
paso a que renunciaron:
alígeras, completo.
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